
Un docente debe contar con cualidades fundamentales para poder tener un buen desempeño.
Un buen docente no solo lo es por el hecho de haber obtenido un título o por que domina ciertas estrategias de enseñanza y aprendizaje, o bien porque tiene dominio de contenidos temáticos. Un buen docente, tiene que ser humilde, amoroso, valiente, tolerante, con capacidad de decisión, seguridad, sentido de justicia y con parsimonia verbal.
Entendiendo a cada una de esas cualidades como:
- Humildad. Entender que nadie lo sabe todo y que los docentes también son seres humanos que podemos cometer errores o que tenemos debilidades. Aceptar las sugerencias tanto de compañeros maestros, como de sus propios alumnos con fines de mejora.
- Amorosidad. Tener amor a su trabajo y hacerlo con entrega y dedicación.
- Valentía. Tener el valor de hacer cosas que muchos no se atreven por temor al cambio o a las críticas que hacen otros compañeros por prejuicios. No se refiere a que es malo tener miedo, sino al no enfrentarlo.
- Tolerancia. Virtud que nos enseña a convivir con lo que es diferente, a aprender con lo diferente, a respetar lo diferente dentro de un ambiente democrático y responsable.
- Capacidad de decisión. Ser capaz de tomar decisiones pero sin caer en el autoritarismo. Que los estudiantes reflexionen sobre el por qué el profesor tomó una determinada decisión o bien que ellos mismos lleguen a ella.
- Seguridad. El docente debe tener una claridad plena de lo que hace, para qué y el por qué decidió hacerlo de tal forma. De los contrario, es conveniente darle a conocer a los alumnos que problemas existen, con humildad. Nunca debe caer en cinismo o en la invención de cosas.
- Paciencia e impaciencia. La paciencia en exceso nos puede llevar la espontaneidad, a la inacción. Y por otra parte, la impaciencia, por si sola, nos puede llevar a actuar sin pensar. Debe existir un equilibrio entre ambas.
- Parsimonia verbal. Controlar nuestra habla. Identificar cuándo es necesario hablar y cuánto.
- Alegría de vivir. Tener las ganas de superar los obstáculos y debilidades que se tienen. No tenerle miedo al riesgo de hacer las acosas diferente con fin de mejora.