La agresividad es natural a los seres humanos, es un brío que los permite mantener vivos, es una fuerza emocional que les permite protegerse, proteger a otros y adaptarse a las agresiones que vienen del exterior. Lo importante es como se regula, es decir, la necesidad de remover el pulso agresivo frente a ciertas situaciones y frenarla en otras o comunicarla de diferentes maneras, para así evitar la destrucción del otro o la autodestrucción.
Existen autores que mantiene que el ser humano es violento por naturaleza. Y hay quienes señalan que la violencia es un mecanismo aprendido para ejercer el poder o la defensa. Lo que llamamos violencia se manifiesta de diversas maneras: hay violencia física, violencia verbal, violencia psicológica, y hasta violencia simbólica, que se manifiesta de forma indirecta, o mejor, que parece que no es tal. Se dan relaciones violentas entre iguales, de los de arriba sobre los de abajo y de los de abajo sobre los de arriba. Hay un ciclo de violencia que surge con la acumulación de tensión, con una sucesión de pequeños episodios que llevan a roces constantes entre personas. Esta tensión acumulada, en un minuto estalla, manifestándose la violencia en una segunda fase. Finalmente vienen las consecuencias del hecho violento, en que se piden disculpas, se castiga, se inhibe, etc.
- La existencia de un desequilibrio de poder entre víctima y agresor que ha de ser entendido como el uso deshonesto, prepotente y oportunista de poder sobre el contrario sin estar legitimado para hacerlo.
- La frecuencia y duración de la situación de maltrato, estimando una frecuencia mínima de una vez por semana y una duración mínima de seis meses.
- La intencionalidad y el carácter proactivo de la agresión, ya que se busca obtener algún beneficio social, material o personal, sin que medie provocación previa.
- La pretensión de causar daño.
- Se aprecie un especial cambio de conducta en el niño/adolescente.
- La víctima no quiere asistir a clase.
- Sufre el síndrome del domingo por la tarde.
- Tiene golpes y moratones injustificados.
- Muestra un alto grado de irritabilidad y nerviosismo.
- Experimenta cambios de carácter.
- Presenta tristeza injustificada.
- No tiene ganas de ver a sus amigos ni de salir de casa.
- Pierde objetos.
- Padece cefalea y dolores abdominales.