Una de las dificultades más significativas a las que se enfrenta un docente es la de enseñar a aquellos estudiantes que no sienten interés por lo que se les propone en clase; a esta situación de desmotivación, se le suelen aumentar problemas de conducta, y por supuesto, retrasos en el aprendizaje. Tres situaciones que sin duda tiene relación entre sí, se hace muy difícil desligar, pero que no son normalmente lineales ni unidireccionales.
La motivación se define como un rasgo propio de cada persona, que se conserva relativamente constante a lo largo del tiempo y que es bastante difícil de modificar. No obstante, creemos que su sentido es parcial, ya que coloca al estudiante como único responsable de su escaso interés por el aprendizaje, existiendo otros muchos factores que también influyen.
El concepto de “meta” es un componente fundamental para entender la actitud positiva o negativa de los estudiantes frente al aprendizaje, es la representación cognitiva de lo que se desea conseguir o evitar e influye decisivamente en la motivación. Se puede distinguir entre metas de aprendizaje, buenos estudiantes cuyo objetivo es el resultado final, y metas de ejecución, donde se dispone a quienes buscan la aprobación de los demás en función del resultado de sus aprendizajes y a quienes tienen como objetivo principal evitar el fracaso.
Además, la autoestima de los estudiantes es otro factor clave ya que en ocasiones se creen incapaces de alcanzar las metas que el mundo escolar les impone; sus éxitos y fracasos son causa de factores fijos y no controlables por ellos. La reacción más habitual es la de mantener su autoestima a través de comportamientos contrarios a las normas escolares y sociales.
Pero, ¿Cómo se llega a la falta de sentido en relación al aprendizaje escolar?
- Apatía a la labor. Las demandas de trabajo no deben estar por encima de las posibilidades del estudiante; si no se entiende, no se hace.
- Ausencia de interés. El interés existe cuando el estudiante siente una satisfacción personal al trabajar determinados contenidos, ya sea por gusto, necesidad de aprobar o cumplir con la tarea. Es un factor variable a lo largo de la vida escolar, estando más presente en las edades tempranas.
- Falta de autonomía. La enseñanza receptiva, la ausencia de participación y una rígida estructura escolar llevan a estudiantes a desvincularse de los estudios.
- Sentimiento de incompetencia. Cuando el estudiante determina que no es capaz de resolver las tareas propuestas, obtiene un sentimiento de esfuerzo inútil, fracaso y ausencia de reconocimiento social.
Estos factores ponen de nuevo énfasis en la responsabilidad única del estudiante respecto a su motivación, planteamiento claramente reduccionista y alejado de la reflexión que merecen los otros contextos en los que se genera la falta de interés y sentido de la tarea educativa: la propia escuela, la familia, y el origen social y cultural del estudiante.