En el ámbito educativo, de acuerdo con algunos expertos en infancia y adolescencia, expone que la “educación centrada en el estudiante”, que ha producido una educación por el camino fácil, no prepara al estudiante para la vida. Por nombra un ejemplo, la insistencia en cuidar la autoestima del estudiante, donde lo desconecta de su comportamiento, atendiéndola como si fuera una flor que nace en el vacío, ha llevado a un narcisismo estéril.
Que es uno de las revueltas, por el deseo de liberar a los estudiantes de las responsabilidades laborales, para que pudieran dedicarse a aprender, se les ha eximido de toda responsabilidad, y es esto lo que acaba pasando la cuenta. El autor Gauchet, observa que “la crisis de la educación no ha mostrado todavía todas sus facetas. La crisis del estado social aún está en sus comienzos. Estamos ante una crisis potencial de seguridad. El aumento explosivo de la delincuencia y de la criminalidad es una eventualidad que no podemos descartar, en razón de la fragilidad de los vínculos sociales y el poder que han adquirido ya las redes mafiosas a escala planetaria”.
- La adolescencia, tiene como función biológica y social el aprendizaje.
- Aumentan las expectativas (confianza + exigencia) respecto a la estudiantes.
- La labor educativa debe dirigirse a impulsar el talento del estudiante.
- La competitividad puede desarrollarse con programas adecuados, cuya característica esencial es fomentar la exaltación de su autonomía.



