De acuerdo con los autores Chory y McCroskey, quienes llevaron a la prueba un estudio estadístico para medir la cantidad de afecto que tenía un Aula de clases. Los investigadores encontraron que los factores que mayor influencia tenían sobre la creación de un clima afectivo propicio para el aprendizaje eran:
- La inmediatez no-verbal, claves no verbales que comunican un sentimiento positivo de aprobación hacia la audiencia.
- Un estilo de manejo de la clase centrado en el estudiante
- Que los estudiantes asistan a clases regularmente.
Además, los investigadores encontraron otros aspectos que no influyen en el clima afectivo, tales como la edad de los estudiantes, el número de educandos por clase, o el tipo de docente (ayudante o educando titular).
En relación con las dimensiones afectivas de la enseñanza, Rompelmann presenta 15 categorías organizadas en tres grandes componentes:
1. La oportunidad para responder.
1.1. Equidad en la oportunidad de respuesta.
1.2. Apoyo individual al estudiante.
1.3. Latencia
1.4. Profundizar
1.5. Mantener altas expectativas en el razonamiento.
2. Realimentación.
2.1. Corregir.
2.2. Elogiar el desempeño escolar y hacer críticas positivas.
2.3. Dar razones de los elogios.
2.4. Escuchar activamente.
2.5. Oportunidad de expresar y aceptar los sentimientos del otro.
3. Dimensión: Consideraciones hacia las personas.
3.1 Proximidad.
3.2 Cortesía/Respeto.
3.3 Tocar de forma afectuosa, no amenazante o intimidante.
3.4 Poner límites al comportamiento, la actuación o la intervención de los estudiantes en diferentes labores.
Estas dimensiones constituyen un punto de partida muy valioso para mejorar las propuestas de evaluación de la docencia que se realizan actualmente en todos los niveles educativos. Será necesario, sin embargo, incluir estas dimensiones en forma de reactivos para construir instrumentos que puedan ser respondidos por los educandos, el propio docente o los pares académicos.