El estudio de la inteligencia siempre ha estado envuelto en complejas polémicas éticas, políticas y educativas, por eso es imposible abordar el tema de manera objetiva. La inteligencia ha sido usada como excusa para ordenar a los seres humanos. La inteligencia es el potencial de un organismo animal para aprender y adaptarse a su ambiente. Es la facultad mental muy general que entre otras cosas implica la capacidad de razonar, planificar, resolver problemas, pensar de modo abstracto, comprender ideas complejas, aprender rápido, entre otros.
Existe un modelo moderno de inteligencia, el planteado por el autor Stemberg, quien formuló la teoría de la inteligencia exitosa, la cual inicialmente involucra tres variedades de comportamiento inteligente:
a) Inteligencia analítica, ligada a la resolución de problemas abstractos con una respuesta correcta y particularmente relevante en el ámbito académico.
b) Inteligencia creativa, que se manifiesta primordialmente en la formulación de nuevas ideas y la resolución de problemas novedosos.
c) Y la inteligencia práctica, que permite encontrar soluciones frente a problemas de la vida cotidiana.
La inteligencia exitosa es aquélla realmente importante en la vida, la que se emplea para lograr objetivos importantes y la que muestra quienes han obtenido éxito, ya sea según sus patrones personales o los de los demás. De esta manera para lograr un comportamiento exitoso se requiere de inteligencia analítica, creatividad, inteligencia práctica y sabiduría, la cual resulta necesaria para utilizar las propias capacidades a favor del bien común, equilibrando los intereses intrapersonales, interpersonales y extrapersonales, considerando las metas a largo plazo por sobre las de corto plazo e infundiendo valores éticos positivos.
En síntesis, es la capacidad para analizar y evaluar ideas, resolver problemas y tomar decisiones. Los test tradicionales de inteligencia miden habilidades analíticas, pero solo parcialmente: la parte de estas habilidades más pertinente al rendimiento escolar. La inteligencia analítica, por tanto, no es equivalente a la inteligencia académica medida por estos test, aunque pueda incluirla.
La inteligencia exitosa implica que un individuo pueda distinguir su patrón de fortalezas y debilidades, para luego encontrar las formas de capitalizar las primeras y de compensar o corregir las segundas. De acuerdo con esto, no existe un solo conjunto de habilidades a medir para caracterizar completamente la inteligencia exitosa de las personas. Las personas, al menos parcialmente, alcanza el éxito de maneras idiosincrásicas, lo cual implica encontrar cuál es la mejor manera de explotar sus propios patrones de fortalezas y debilidades.