La base sobre la que se afirma la Sociedad de la Información (SI) está constituida por las necesidades de los ciudadanos, “cuya satisfacción, empezando por las más básicas, debe ser el primer objetivo de cualquier iniciativa de desarrollo de la Sociedad de la Información” (Cumbre Sociedad de la Información, 2003: 49). En consecuencia, para poder valorar el éxito de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), así como los importantes retos que se abren de cara al futuro, es necesario analizar en qué medida dichas tecnologías están contribuyendo ya a la mejora del bienestar de los ciudadanos y cómo podrán hacerlo todavía más en el futuro. Se hace así necesario partir del conocimiento de cuáles son esas necesidades y cómo se han ido transformando a lo largo de los últimos años.
En la medida en que la familia continúa siendo una institución esencial, tanto para el desarrollo de los individuos como para la organización social de los mismos, resulta oportuno estudiar el comportamiento de los ciudadanos y sus actitudes en relación con la SI tomando como referencia la familia. En los últimos años, se han expandidos los estudios sobre las tecnologías y la sociedad de la información. Sin embargo, la gran mayoría de ellos se centran en el estudio de su penetración en el tejido productivo y en su impacto sobre el crecimiento económico, la productividad y la competitividad del sector empresarial.
Por el contrario, son muy escasos los análisis enfocados hacia los individuos y las familias, e incluso, hasta fechas muy recientes, la información estadística existente sobre estos últimos era asimismo muy escasa y fragmentada. En este sentido, surgen preguntas como las siguientes: ¿Cuál es la situación en la Sociedad de la Información?, ¿Cuál es el perfil del ciudadano que ya está inmerso en la SI?



