
No obstante, muchos padres piensan que si su hijo distorsiona la clase es porque se aburría o porque no le parecía bien la forma de enseñanza. Pero, desde nuestra perspectiva, ese estudiante necesita un estilo de aprendizaje diferente que nadie ha tenido en cuenta, por lo que, es el educador quien no respeta las necesidades educativas del estudiante.
El docente en muchas ocasiones piensa que los estudiantes deben adaptarse a él, a su forma de enseñar y que el educando debe obedecer en todo lo que se le diga. Pero, esto no debe ser así, el obedecer está fuera de cualquier enseñanza, los estudiantes necesitan estar motivados para poder aprender y con obediencia no existe ningún tipo de motivación. Es por ello, que el educador, debe ser el que se adapte a las necesidades y características de su grupo, teniendo en cuenta las necesidades personales e individuales de cada uno de ellos. Puesto que, sólo conociendo a sus estudiantes podrá saber qué tipo de enseñanza es la más adecuada en su clase.
Los estudiantes, desde el momento en que emprenden a explorar el entorno ya deben ser los protagonistas de su aprendizaje. Deben ser en todo momento agentes activos tanto en casa como en las aulas de clases, porque de este modo podrán interactuar directamente con el aprendizaje y darse cuenta que la exploración, la curiosidad y la motivación son las mejores herramientas para descubrir y aprender cualquier cosa. Se hace imprescindible que tanto docentes como padres respeten el estilo y ritmo de aprendizaje del estudiante. Nadie es igual a otro y no se puede exigir lo mismo a todos.
En síntesis, los problemas en el aprendizaje se desarrollan cuando los docentes y los estudiantes no coinciden en la manera de enseñar y en la forma de aprender. En este sentido, hay personas que piensan que hay mejores educadores que otros, pero esto radica en la capacidad del docente de poder dar más oportunidades a quién realmente lo necesita o en comprender y respetar las necesidades individuales.