Existen grandes desconexiones entre las diversas disciplinas de la ciencia básica y la investigación educativa, igualmente, entre investigadores, profesionales de la educación, responsables políticos y otras partes interesadas las comunidades.
Las diversas razones por las cuales los problemas, son complejos y de larga data sobre el aprendizaje, es porque los resultados de la investigación no han encontrado la tracción y adopción en Práctica y política educativa. La buena noticia es que, en su mayor parte, la necesidad y la importancia de la interdisciplinaria se reconocen los enfoques para estudiar el aprendizaje, y la disponibilidad de fondos de investigación.
Las oportunidades han aumentado la colaboración entre las disciplinas de la ciencia básica. Los vacíos entre los investigadores de ciencias básicas y los investigadores de educación, siguen siendo un reto que se complica en parte por los contextos intrínsecamente diferentes en los que se llevan a cabo las investigaciones: el aula “desordenada” con dificultades para controlar las variables, y en contraste, el uso de estímulos abstraídos y condiciones experimentales altamente controladas en el laboratorio.
La aplicación de los principios científicos derivados del laboratorio de la iluminación a la práctica en el aula, sigue siendo un reto. Hasta la fecha, hay varios modelos y resultados, que generalmente se limitan a algunas aulas, excepto en casos de intervenciones mediadas por tecnología que son más escalable. Si bien existe una aceptación, implícita de que el conocimiento sobre cómo aprenden las personas debería ser la base de cómo enseñamos y educamos, la realidad es que los investigadores, la educación los formuladores de políticas y los profesionales de la educación, rara vez tienen la oportunidad de examinar y discutir los temas que rodean la aplicación de prácticas de aprendizaje basadas en la evidencia.
De acuerdo, a las implicaciones para la investigación, la práctica y la política educativa, se pueden enumerar los siguientes retos:
1. Asegurarse de que la investigación realizada sea relevante para los profesionales;
2. Participar profesionales en el proceso de investigación, creando así la capacidad de los educadores para convertirse en experto de la ciencia del aprendizaje; y
3. Contribuir a la construcción de un base de conocimientos y marco conceptual para la traducción de la investigación a la práctica.
En síntesis, las capacidades actuales ya han planteado preocupaciones sobre la fuerza laboral para aprovechar la promesa de Big data, de manera que se pueda adquirir, curar, analizar adecuadamente y compartir estos recursos de datos. Surge la necesidad de capacitar a los investigadores para que genere y use Big data sensible, público y privado que sea útil y de valor.
