Hoy en día, los padres y representantes han podido observar en algunas instituciones educativas han trabajado arduamente para encontrar las adaptaciones tecnológicas adecuadas para usar en el aula de clases. En algunos casos se han sentido aliviado de que su hijo los tenga. Pero, existen casos donde el docente se comunica con ellos para notificarles que ya su hijo se niega a usar esas adaptaciones.
Es difícil de creer, ¿cierto? Entonces, ¿por qué este estudiante haría eso? No es raro que algunos estudiantes se nieguen a usar estas adaptaciones tecnológicas, asimismo, lo podemos ver de docentes, que algunos casos se deben cuando los educadores llaman a sus estudiantes tecnofílicos o tecnofóbicos por el miedo que presentan al ver que sus estudiantes sean más o menos tecnológicos que él, y por otras razones más, que a continuación listaremos:
1. No quieren sobresalir o sentirse diferentes.
Como todo conocen, los niños tienen una gran necesidad de sentir que encajan y pertenecen a un ambiente determinado. No obstante, los niños que aprenden y piensan de manera diferente a menudo sienten que se destacan de sus compañeros. Pueden tener tutoría especial o ser retirados de la clase para recibir servicios. Una adaptación puede ser otro recordatorio de cómo son diferentes de sus compañeros de clase. Algunos niños prefieren resistirse o luchar con una tarea, en lugar de sobresalir entre la multitud.
2. Están preocupados por la reacción de otros niños.
Usar tecnología en el aula no es hacer trampa. Simplemente ayuda a nivelar el campo de juego para los niños para que aprendan y piensen de manera diferente. Pero, ese concepto puede ser difícil de entender para sus compañeros de clase que no usan este tipo adaptaciones. Eso significa que, algunos niños les preocupan que sus compañeros les digan “¡no es justo!” o se burlan de ellos por darle un buen uso a la tecnología en clase. Incluso un comentario negativo de un compañero o docente de clase, puede hacer que ese estudiante muestre resistencia para usar una adaptación.
3. Piensan que están haciendo algo mal.
Los niños que aprenden y piensan de manera diferente están acostumbrados que la escuela será difícil. Una vez que tienen adaptaciones que funcionan bien, pueden comenzar a hacerlo mejor, y eso puede ser confuso. Puede parecer que la tecnología está haciendo el trabajo por ellos, lo que puede sentirse mal. Es posible que aún no entiendan que la adaptación es una herramienta que les ayuda a demostrar conocimiento o hacer su trabajo.
4. No creen ni entienden cómo les ayudará.
Es importante que los niños tengan voz en la elección de aprendizaje. Pero, eso no siempre sucede. Como resultado, es posible que no entiendan por qué se eligió esa estructura de aprendizaje, mejor es decirle, cuáles son sus espacios y actividades, pero no por qué los tienen. Además, podría ser que los niños participaran en la selección de actividad, pero no entendieran completamente el proceso.
5. No quieren exigir usarlo (o se olvidan de preguntar).
Lo ideal es que la tecnología esté disponible en el aula de clases o que sean incorporados a las lecciones diarias, por lo que es fácil para los niños usarlos. Esto facilitara que los niños pueden olvidarse de preguntar si nadie les recuerda.
6. No saben cómo pedirlo.
La autodefensa es una habilidad importante para los niños que aprenden y piensan de manera diferente. Les ayuda a pedir lo que necesitan, pero no todos los niños saben preguntar. Es posible que no tengan las habilidades o las palabras para solicitar el uso de la tecnología. Asimismo, los niños que son tímidos a la hora de abogar por sí mismos o que no quieren parecer que están corrigiendo al docente, pueden optar por no usar el dispositivo, en lugar de hablar.
7. No quieren admitir que necesitan ayuda.
A medida que los niños crecen, pueden ser más conscientes de cómo las diferencias de aprendizaje los afectan en la escuela. Esa conciencia puede hacerlos sentir emociones como vergüenza. Los niños también pueden querer demostrar a todos que no necesitan ayuda. Si aún no se sienten cómodos hablando sobre sus desafíos o pidiendo ayuda, pueden rehusarse a usar estas adaptaciones.
8. No lo necesitan en esta clase o lección.
No todos los dispositivos tecnológicos son necesarios en todas las clases o lecciones. Por ejemplo, en una clase de literatura con mucha lectura, algunos niños pueden necesitar tecnología de voz a texto para grabar una clase. En una clase más práctica, esto puede no ser necesario. El hecho de que haya un dispositivo disponible para todas las clases no significa que los niños tengan que usarlo en todas las clases.
9. No es útil o no funciona.
Los niños que no ven los beneficios de un dispositivo, pueden negarse a usarlo. Y a veces, no terminan funcionando tan bien en la práctica como parecía. Pero, no todos los niños pueden explicar cuándo un dispositivo no les funciona.
En síntesis, si se observa que un estudiante se niega a utilizar las adaptaciones tecnológicas o no está seguro de usarlas, es importante entender el por qué. De esa manera, el docente o padres y representantes podrán comenzar a pensar en cómo abordar el problema. Solo se debe tener en cuenta que no siempre hay una solución. Un punto de partida es hacer preguntas abiertas para iniciar una conversación con un estudiante.