En el momento actual, las personas se preguntan ¿Cómo se gestiona el conocimiento en tiempo de confinamiento? Esta interrogante, nos lleva a reflexionar en el principal rol de la Gestión del Conocimiento, que es utilizar, otorgar y producir información, lo cual, se hace necesario fundar y reorganizar el Capital Intelectual de los individuos que poder desarrollar la capacidad de aprender-aprender y gestar nuevos conocimientos o enriquecer los existentes.
De acuerdo con el autor Nonaka et al. (1999) la gestión del conocimiento responde a la búsqueda, codificación, sistematización y difusión de las experiencias individuales, como, colectivas del talento humano de la organización, para transformarlas en conocimiento globalizado, de común entendimiento y útil en la ejecución de todas las actividades de esta, en la medida que admita generar ventajas sustentables y competitivas en un entorno dinámico.
Para los autores Paluffo y Catalán (2002) identifican cinco dimensiones principales para la gestión del conocimiento:
- Por medio de aprendizajes organizacionales;
- Espacio de conocimiento;
- Herramientas y tecnologías para documentar el conocimiento;
- Sinergia resultante del proceso de desarrollo de un sistema;
- Presencia de trabajadores del conocimiento.
En ese sentido, la Gestión de Conocimiento revela la generación, colaboración, utilización del conocimiento tácito y explícito efectivo con el fin de dar contestaciones a las exigencias o necesidades de los individuos, comunidades y regiones en desarrollo. Por lo tanto, es importante señalar se debe utilizar los medios necesarios para adquirir la información y el conocimiento que necesitan en un momento oportuno. Asimismo, gestionar, organizar y fortalecer la institucionalidad que va a establecer como estrategia para el desarrollo de mediano y largo plazo.
En síntesis, la Gestión del Conocimiento, se puede definir como la competencia necesaria para estructurar los datos, información y conocimiento de una determinada persona, comunidad o región con el fin de transformarlo en un conocimiento determinado con valor y contexto. Por ello, el autoaprendizaje es la clave en la era del conocimiento porque se ve impulsada por un estilo proactivo y colaborativo que origina el surgimiento de nueva ideas y procesos de trabajo.