Para iniciar, debemos señalar que la enseñanza es una acción deliberada, y esa intencionalidad reside en instrucción preconcebida de influir sobre los estudiantes; un crédito que envuelve proponer significados sobre la realidad, a través del conocimiento y correlación pedagógica para que el logro se establezca. Por ello, la enseñanza se desarrolla de acuerdo con algunas argumentaciones, para poder así manifestar, comunicar, así como, determinar el qué y cómo tendría que enseñarse; es evidente que este debe contener descripción de los conocimientos, finalidades o propósitos del por qué y para qué de esa enseñanza.
En algunos países hispanohablantes, no existe diferencias importantes cuando se reflexiona sobre la palabra de intenciones, es decir, es utilizada como sinónimo de propósitos, metas u objetivos. No obstante, en el lenguaje técnico, cuando se dialoga sobre el término de intención u objetivo tal como lo señala el autor Eraut (1991) es para hacer referencia “al resultado intencional y predeterminado de un programa de enseñanza planificada” (p. 4261). Por lo tanto, en la enseñanza se establecen los objetivos, partiendo de un resultado intencional y predeterminado, como, además, expresado en términos del aprendizaje del estudiante.
La relación de los objetivos de la educación, comprendido desde el cómo los estudiantes deberían aprender, procede del análisis de los trabajos que han de realizar cuando finalicen un nivel educativo. Es por ello, que se argumenta la necesidad de interpretar las intenciones educativas como objetivos, porque la acción educativa no existe sin hacer explícito los objetivos, partiendo de la adaptación de acuerdo con las conductas observables, habilidades cognitivas, cualidades, destrezas o capacidades.
Por consiguiente, la intencionalidad en la educación digital requiere tal como lo sustenta el autor Sarramona (1990), la previa descripción de las metas, interpretación concretas así como específicas del cómo y para qué, los cuales, pueden derivarse de la selección de contenidos, actividades, al igual que, de las estrategias de evaluación.
En síntesis, las intenciones se emanan de los objetivos pedagógicos, que han de delimitar el entorno del conocimiento y el modelo de innovación educativa requeridos al estudiante al culminar una etapa de aprendizaje. No obstante, son muchos los docentes que todavía observan las intenciones como algo muy general para ser útiles. Por ende, a partir de esta reflexión, se debe continuar con el proceso de ramificación hasta llegar a la optimización total de la enseñanza.