En tiempo de confinamiento, la enseñanza ha tenido que ser transformada debido a las necesidades que la sociedad demanda. Existen investigaciones que confirman que las personas aprenden de acuerdo con su estilo de aprendizaje. Los individuos pueden tener estilos de pensamiento preferidos tal como lo señalamos en nuestro video en el año 2016 ¿CUÁNTOS TIPOS DE APRENDIZAJE EXISTEN?, asimismo el autor Willingham (2015) sustenta que los tipos de aprendizaje no sirven cuando el método de procesamiento (por ejemplo, visual) no coincide con la tarea que postula el docente (por ejemplo, verbal).
Partiendo de lo antes expuesto, podemos señalar que los docentes deben dar más crédito a lo que respecta a la flexibilidad cognitiva y pensar en términos de estilos de tareas, ya que el, tipo de procesamiento mental que utilizan las personas a menudo tiene un efecto sustancial en el éxito de las asignaciones. El pensamiento reflexivo es mucho mejor que el pensamiento intuitivo para problemas de probabilidad. Las imágenes son mucho mejores que la verbalización para la memoria de oraciones.
Por consiguiente, las personas pueden controlar el tipo de procesamiento que utilizan. Alguien puede preferir pensar de manera intuitiva al resolver un problema, pero puede pensar de manera reflexiva si algo en el entorno lo impulsa a hacerlo, o si reconoce que es el tipo de problema que se aborda mejor de esa manera. En otras palabras, los visualizadores pueden estar predispuestos a usar imágenes visuales, pero cuando los verbalizadores las usan, tienen el mismo éxito en la resolución de problemas.
Por lo tanto, el docente debe considerar que los estilos de aprendizaje se aprovecha mejor como una herramienta, no como una habilidad inherente. El aprendizaje óptimo ocurre cuando se utiliza el aprendizaje visual, verbal, auditivo o cinestésico como complemento a la asignación en cuestión. De acuerdo con Coll, Pozo, Sarabia y Valls (1992), los contenidos que se enseñan en los currículos de todos los niveles educativos pueden agruparse en tres áreas básicas: conocimiento declarativo, procedimental y actitudinal.
- Conocimientos declarativos: El “saber qué” comprender los hechos, conceptos y principios.
- Conocimiento procedimental: El “saber hacer” comprender procedimientos, estrategias, técnicas, destrezas, métodos, entre otros.
- Conocimientos actitudinal-valoral: El “Saber ser” comprender actitudes, valores, éticas, personal y profesional, entre otros.
En síntesis, la inclusión de la Tecnología en la Educación es una realidad, ésta debe adaptarse a las características de la sociedad actual. Por ello, la abundancia de información y conocimientos lleva a una redefinición del contexto educativo orientándose hacia el estudiante como elemento activo y arquitecto de su propio aprendizaje. Así, toman gran impulso las metodologías basadas en la investigación, descubrimiento e indagación porque fomentan el autoaprendizaje, punto esencial ya que la formación continua se mantiene a lo largo de toda la vida.