La innovación ocurre cuando el clima es favorable en los ambientes de clases. El inicio de la innovación es un argumento notorio ya que los propósitos son cada vez más perceptibles y su alcance digital tiene un impacto en todos los campos e industrias. En el ámbito educativo, existen muchas vicisitudes que pueden ralentizar la innovación, entre ellos tenemos:
- Padres ocupados.
- Consejos de toma de decisiones basados en el sitio.
- Desarrollo profesional directo.
- Liderazgo intelectual.
- Experiencia en áreas específicas.
- Ambiente escolar y comunitario.
En el presente, son muchas las instituciones educativas que hablan del concepto de innovación en declaraciones de misión, sitios web y durante las reuniones de comités, consejos y juntas directivas, pero pierden el horizonte cuando llega el momento de hacerlo realidad. Apoyar algo que se considera secundario (innovación) frente a la influencia, programas, modelos de alfabetización, tecnología y preparación profesional se convierten en una prelación y seguridad laboral.
Si bien la educación pide innovación, los argumentos en contra a menudo se convierten en tentadores ataques. Las diferentes maneras de aprender demandan una infraestructura de monitoreo y datos únicos que no deben faltar en la educación digital. Asimismo, la estandarización de la educación en las aulas, instituciones educativas, jurisdicciones e incluso estados deben brindar un aspecto uniforme que proporcione un bienestar ilusorio, para que no se frene la innovación en todos los lugares donde busca surgir.
Si los educadores van a preparar a los jóvenes para la economía de la innovación, necesitarán una mentalidad innovadora. Tal como lo sustenta el autor Woolley “Para impulsar el aprendizaje permanente y el éxito de los estudiantes desde el principio, debemos fomentar un entorno en el que los estudiantes aprendan a su propio ritmo en un entorno alentador que cultive una comprensión conceptual profunda de la materia».
En síntesis, cuando los estudiantes desarrollan una comprensión profunda de los conceptos, pueden aplicar y transferir ese aprendizaje a nuevas situaciones y experimentar el éxito una y otra vez. Esto se le llama pensamiento crítico y adaptabilidad, en otras palabras, inteligencia ágil. La creación de oportunidades de aprendizaje que desarrollen la agilidad mental en los jóvenes comienza con ecosistemas que alientan a los educadores a ser innovadores en lugar de monitores de cumplimiento. Con más innovadores y emprendedores educativos, las barreras no durarán mucho.