La sociedad actual de la información y del conocimiento ha traído consigo un uso generalizado de la tecnología digital. El uso avanzado de la tecnología digital también ha tenido un impacto en el campo de la educación. Lo cual, trae consigo un catálogo de competencias que definen a un docente del siglo XXI, lo que origina un nuevo significado a la comprensión tradicional de la alfabetización.
Ministerio de Educación Cultura y Deporte de España (2020) presentó un marco de referencia sobre la competencia docente. En ese documento, las competencias se divide en cinco: Información y alfabetización Informacional, Comunicación y colaboración, Creación de contenidos digitales, Seguridad y Resolución de problemas. Cada competencia se divide en tres niveles (básico, intermedio, avanzado) y está definida por diferentes descriptores.
De acuerdo con Calero et al. (2019) el principal desafío global es el de trabajar hacia la sostenibilidad, centrado en formación continua. Lo que autentica que los docentes asumen una gran responsabilidad en la construcción de una sociedad sostenible. Los educadores son aquellas personas que formar a los futuros ciudadanos, que deben aprender a hacer un uso adecuado de la tecnología digital para lograr la sostenibilidad. No obstante, para hacerlo los docentes deben estar debidamente capacitados y en posesión de los recursos necesarios para integrar modelos educativos basados en la sostenibilidad en sus aulas.
Además, los docentes deben ser un modelo para los estudiantes como educadores eco-responsables. Se ha establecido que la formación en desarrollo sostenible puede cambiar la manera de pensar de las personas, contribuir al desarrollo y fortalece las actitudes. Por ello, si el objetivo es concienciar a los docentes de que deben contribuir a la sostenibilidad utilizando tecnologías de manera responsable, convirtiendo así en modelos a seguir y capacitándolos sobre cómo abordar estos problemas, entonces parece necesario promover una formación experimental y colaborativa modelo, el mismo que utilizarán con sus estudiantes.
Por lo tanto, se deben descartar las teóricas y adoptarse conocimientos aplicados. Dichos modelos deben aplicarse en un primer plano los aspectos pedagógicos para fomentar, mediante la inclusión de las Tecnologías del Aprendizaje y del Conocimiento (TAC) en las aulas, para alcanzar el cambio metodológico, cultural y ecológico requerido. Este cambio admite desarrollar las competencias digitales en base a los siguientes tres pilares: tecnología, información y pedagogía.
Para Mujica-Sequera (2021) se debe establecer un perfil docente socioconstructivista, caracterizado por un alto nivel de competencia y una base moral de acción. En este contexto, los docentes deben ser conscientes de su responsabilidad para mejorar la educación y sociedad a través de la educación sostenible, como, de conciencia ecológica. Esto puede ser logrado a través de una serie de habilidades de enseñanza del siglo XXI, incluido el llamado competencias.
En síntesis, es necesario que los docentes adquieran competencias digitales sostenibles para estimular los cambios en la sociedad. Además, sus autopercepciones influyen en cómo se organizan, se desarrollan su actividad profesional y su compromiso con una temática concreta. Los docentes con autopercepciones conscientes de comportamiento sostenible con respecto al uso de las TAC, conducirán al surgimiento de estrategias de conciencia ambiental y mejoras en su competencia docente digital.