El docente debe inducir la disciplina como un medio para edificar las conductas inadecuadas de los estudiantes; Además, la relación docente-estudiante debe haber claridad de las reglas tanto dentro como fuera del aula de clase, las cuales deben irse reforzando en la medida que la conducta del estudiante sea coherente con el comportamiento esperado.
En este proceso de interiorización de reglas y normas de comportamiento es posible que el estudiante no atienda llamados de atención, por lo que sería importante:
- Que el docente dialogue con el estudiante sobre lo que le pasa, lo que siente y lo que necesita,
- Que comunique a los padres lo acontecido, con el fin de conseguir colaboración por parte de ellos para así identificar las causas de la conducta y posibilitar la extinción de ésta. Los canales de comunicación que se pueden utilizar con los padres pueden ser las llamadas, cartas o notas.
A continuación, se presentan algunos principios fundamentales para el logro de la disciplina en el estudiante:
- Ser un modelo de actuación para los estudiantes: La conducta del docente debe ser constante con sus expectativas para con los estudiantes de su grupo. Si hay reglas que prohíben el abuso verbal o físico y los ruidos fuertes cuando interrumpen el trabajo de otros, el docente también debe seguirlas.
- Mantener una atmósfera confortable: El docente sabe que los estudiantes tienden menos a la desorganización cuando se sienten seguros y confiados ; por tanto, debe manifestar respeto por los estudiantes en su clase y por el trabajo de ellos. En este sentido, debe darles tiempo suficiente para que se interesen en lo que hacen, es decir, no apresurarlos, ni presionarlos.
- Estimular la independencia de los estudiantes: Los estudiantes tienden a ser menos desorganizados cuando sienten que tienen cierto control sobre sus vidas; por lo tanto, se debe permitir la mayor independencia posible para que puedan tomar sus propias decisiones, elegir sus propias actividades durante la hora de trabajo, etc.
- Conocer a los estudiantes del grupo: La docente debe conocer las capacidades de los estudiantes del grupo y así trabajar con ellos y no contra ellos. Se puede presentar en los estudiantes enojo, frustración, temores en distintas situaciones, y es allí donde la docente debe respetar estos sentimientos, y al mismo tiempo ayudar al estudiante a que se traten bien o que se pueda solucionar el conflicto.
- Planear cuidadosamente: Mediante un conocimiento claro de las fuerzas y debilidades de los estudiantes de su grupo, el docente debe planear un programa que ayude al desarrollo de los sentimientos de auto evaluación y de un espíritu de cooperación en grupo.
- Establecer límites que sean claros, razonables y firmes: Se puede ayudar a que los estudiantes acepten reglas y límites si la docente les hace seguir unas cuantas, las establece claramente en un lenguaje que ella sabe que los estudiantes pueden comprender, y les da explicaciones breves de por qué existen.
- Resaltar lo que los estudiantes pueden hacer: Los estudiantes quieren que se elogie lo que hacen, si sólo reciben atención cuando han mostrado mala conducta, es posible que repitan la misma actitud.
- Observar de manera efectiva: El docente al conocer a los estudiantes de su grupo, los observa cuidadosamente y trata de estar atento a lo que sucede todo el tiempo; él puede abordar una situación antes de que sea un problema, incluso puede ayudar a intervenir antes de que se pierda el control.