La técnica de Feynman es un enfoque simple para el aprendizaje autodirigido que se basa en destilar lo que sabes. A Albert Einstein a menudo se le atribuye haber dicho que (parafraseando) «no se sabe algo bien si no se lo puede explicar a un niño». Y esa es la técnica de Feynman en pocas palabras.
La técnica lleva el nombre de Richard Feyman (11 de mayo de 1918 – 15 de febrero de 1988), un físico teórico estadounidense, que participó, entre esfuerzos, en el Proyecto Manhattan y tiene antecedentes en hacer exactamente lo que podría esperar: enseñarse ideas complicadas.
En la actualidad, existe una diferencia entre saber algo y saber el nombre de algo y ahí es donde es crucial comprender los tipos de conocimiento. Para comprender algo, debe poder explicarlo brevemente y con precisión, pero para hacerlo, debe comprender el tipo de cosas que una persona puede y puede saber. Un ejemplo: el conocimiento declarativo versus conocimiento procesal.
Es decir, si se hace difícil de explicarle algo a un estudiante, existe la posibilidad de que no lo entienda bien y de poder explicarlo brevemente y con precisión, aprenderá. De acuerdo con la técnica Feynman los pasos para el aprendizaje son los siguientes:
Paso 1. Elegir el concepto que desea entender.
Paso 2. Desarrolla el tema en el papel
Paso 3. Completar la información que falta.
Paso 4. Simplificar la explicación y crea analogías
El objetivo de esta técnica es que se pueda describir el concepto en palabras simples y claras. Si se tarda mucho en explicarlo tienes que simplificarlo aún más, usando analogías si es necesario. Tenga en cuenta un poco de libertad artística para centrarse un poco más en documentar el proceso de aprendizaje.
En síntesis, Richard Feynman se dio cuenta de que todo el mundo era capaz de entender y memorizar cualquier concepto, por complejo que sea, si se explica de manera sencilla. Cuando las explicaciones están basadas en fórmulas, nomenclaturas científicas y demás, gran parte de los estudiantes de una clase comprender los conceptos de los que se trata de explicar. Al contrario, si estos mismos conceptos son explicados con símiles, usando un lenguaje coloquial y sencillo, prácticamente la totalidad de sus estudiantes comprenderán los complejos conceptos sin mayores problemas.