La inteligencia es asumida como un concepto dinámico, con un movimiento propio y claro en el desarrollo de habilidades necesarias para la vida. El individuo aprende a seleccionar y modificar ambientes para alcanzar propósitos individuales en el marco colectivo que le implica y, a su vez, el ambiente o contexto le presenta una multitud de oportunidades y experiencias que se regeneran en el actuar. En este acontecer de relaciones y de confluencias socio-culturales, la interacción convoca un permanente intercambio desde la complejidad.
La inteligencia analítica es la capacidad para analizar y evaluar ideas, resolver problemas y tomar decisiones. Los tests tradicionales de inteligencia miden habilidades analíticas, pero solo parcialmente: la parte de estas habilidades más pertinente al rendimiento escolar. La inteligencia analítica, por tanto, no es equivalente a la inteligencia académica medida por estos tests. Generalmente, la inteligencia analítica presume capacidades de reconocimiento de problemas, de definición correcta de los mismos, de planificación y formulación de estrategias para su resolución, de representación de la información, de asignación de recursos para resolver los problemas, y de control y evaluación de las decisiones tomadas corrigiendo errores a medida que se descubren. Asimismo, implica poder pensar heurísticamente para resolver problemas, saber superar situaciones de bloqueo y analizar los problemas de manera flexible, y reconocer los límites de la racionalidad y las trampas en las que puede caer el propio pensamiento.
En este sentido, la clave en el aula de clases se encuentra en ayudar al estudiante en el éxito de sus gestiones y, por ende, en el desarrollo de una inteligencia analítica, en tanto compare y contraste, juzgue, evalúe y analice las situaciones presentadas en la vida cotidiana, lo que le lleva a resolver problemas.
En síntesis, en el plano educativo esta acción relevante de la pedagogía alcanza niveles utópicos, pues mientras estudios actuales se movilizan a interrogarse sobre el desarrollo de la inteligencia en ámbitos diversos, todavía en las instituciones educativas se persigue la uniformidad en las respuestas de los educandos, se pretende la homogenización del pensamiento y se traduce el aprendizaje a rutina. Esto representa una divergencia que violenta la diferenciación del pensamiento, la diversidad del ser humano y desconecta al docente de sus estudiantes y a éstos de sus posibilidades para alcanzar el aprendizaje. La institución educativa, como institución que debe cultivar la diferencia y dedicar el tiempo necesario para delimitar un proceso pedagógico que no homogenice las propuestas, las características de los estudiantes, y premia habilidades que no son lo más importante en la vida.