En la actualidad, se piensa que los incentivos para los docentes son exclusivamente como engranajes del sueldo y otros beneficios monetarios. Justamente, las diferencias en la remuneración pueden actuar como un incentivo para atraer y retener a educadores calificados o, por el contrario, pueden desmotivar a los postulantes calificados y profesionales talentosos que ya se encuentran ejerciendo la docencia. Pero, también existen otros tipos de incentivos, de los cuales no son monetarios.
A continuación, haremos una pequeña lista de los ejemplos de incentivos para los docentes:
La motivación interna: la oportunidad de educar y mejorar su bienestar, puede servir como un incentivo poderoso para inducir a las personas a ingresar a la profesión docente. A pesar de que su presencia es importante para muchos docentes, la mayoría de las personas se mostrarían de acuerdo en que el idealismo por sí solo no es suficiente para producir un desempeño adecuado.
El prestigio social y el reconocimiento: A comienzos y mediados del siglo XX, los docentes gozaban de un gran prestigio y reconocimiento social. Lamentablemente, el reconocimiento de los docentes ha disminuido considerablemente en las últimas décadas.
Los diferenciales de sueldo y otros beneficios monetarios: Entre los docentes, los diferenciales de sueldo pueden basarse en la antigüedad, la capacitación, las características de las instituciones educativas o sus educandos, el desempeño u otras variables. En la mayoría se basan casi exclusivamente en la capacitación y los años de servicio; rara vez se basan en el desempeño.
La estabilidad laboral: La estabilidad laboral puede atraer nuevos postulantes a la profesión. Las pensiones y otros beneficios no salariales, tales como los seguros de salud.
Las pensiones gubernamentales: que permiten a los docentes un nivel de vida decente después de su jubilación, pueden atraer a las personas que permanezcan en la profesión.
El desarrollo profesional: La existencia de oportunidades de ascenso a lo largo de la carrera profesional puede servir para motivar a los educadores a destacarse en su trabajo.
La relación con las características no salariales del trabajo: tales como la disponibilidad de instalaciones y materiales adecuados con los cuales ejercer la docencia. En muchos países, la falta de esta infraestructura básica convierte a la docencia en una profesión difícil y a menudo poco atractiva para los profesionales calificados.
La sensación de dominio de la propia profesión: Las personas que sienten que son capaces y eficaces como docentes exhiben mayores probabilidades de optar por convertirse en buenos maestros.
En síntesis, el hecho de tener docentes satisfechos y además, lo manifiesten a sus supervisores, puede ser un fuerte incentivo para el desempeño en el trabajo. A pesar de que en el sector educativo privado este incentivo suele estar presente, casi siempre se encuentra ausente de la profesión docente en la educación pública. Puesto que existen muchos tipos de incentivos, la atracción de personas calificadas a la profesión docente, la retención de éstas y su motivación para desempeñarse de la mejor manera posible en sus empleos pueden involucrar muchos tipos de políticas diferentes. Lamentablemente, las autoridades responsables de las políticas suelen centrarse sólo en unos pocos tipos de incentivos para los docentes.