También, se consideran indicadores de una autoestima insuficiente cuando el docente carece del respeto a sí mismo, no compensa sus necesidades y deseos, y/o no confía en sí mismo para ganarse la vida o hacer frente a los desafíos del aula de clases. El indicador decisivo, según Branden, para saber si el docente tiene una alta o baja autoestima reside en sus acciones: lo que determina el nivel de autoestima es lo que el hombre hace, en el argumento de sus conocimientos y sus valores, su nivel de coherencia interna, que se refleja en el exterior.
Hay atributos visibles de forma natural y directa que diferencian al docente que tiene una autoestima saludable sobre quien tiene una autoestima afectada y es, sobre todo, el placer que el mismo docente proyecta del hecho de estar vivo. Se ve en su mirada, se siente en la tranquilidad con la que se expresa y habla de sus virtudes y defectos de forma honesta y directa. Es natural y espontánea. Demuestra interés por la vida y está abierta a nuevas oportunidades.
Los docentes con baja autoestima realizan una serie de comentarios de la realidad que son sumamente perjudiciales y Rojas las describe del siguiente modo:
- Predisposición a la generalización: se toma la particularidad por regla, empleándose términos categóricos a la hora de valorar lo que les sucede del estilo: “a mí todo me sale mal o nunca tengo suerte con las actividades en el aula de clases“.
- Pensamiento dicotómico o absolutista: Rojas define este concepto como: “binomio extremo de ideas absolutamente irreconciliables”.
- Filtrado negativo: se da cuando los pensamientos del docente giran en torno a un acontecimiento negativo sin prestarle atención a las situaciones positivas y favorables de su vida.
- Autoacusaciones: consiste en la predisposición del docente a culpabilizarse por cuestiones en las que no es clara su responsabilidad o directamente no tiene responsabilidad alguna.
- Personalización: se trata de interpretar cualquier queja o comentario como una alusión personal.
- Reacción emocional y poco racional: la manifestación que desencadena una emoción de signo negativo es errático, ilógico y por lo general el docente tiende a extraer conclusiones que la perjudican.