Todos sabemos que para que exista una comunicación, se necesita una reciprocidad, en donde el diálogo fluya de manera auténtica, espontánea, no automática. Actualmente, se habla mucho de la “escucha activa”, como la base más importante de una comunicación efectiva. El concepto de Escucha Activa fue originalmente introducido por Carl Rogers como una habilidad del ser humano para escuchar de una manera “sensible”, con total conciencia del mensaje que expresa el individuo, haciendo un esfuerzo por captar su percepción lo más fidedignamente posible. Kathryn Robertson lo resume muy bien en esta frase: “Escuchar activamente es más que prestar atención”.
Por lo tanto, saber escuchar implica una ACTITUD personal que se caracteriza por la habilidad de atender y tratar de captar al máximo el significado de lo que el otro nos está diciendo. Escuchar es estar muy atento a las necesidades y emociones que la otra parte intenta transmitirnos; es mostrar atención plena manifestando un interés genuino, procurando reconocer todos los detalles que nuestro interlocutor expresa, no sólo a través de sus palabras, sino de sus gestos, mirada, tono de voz y desde su cosmovisión o mundo interior.
La escucha activa permite a los perosnas descubrir las necesidades, los gustos, deseo, y expectativas de las demás personas. Mediante la escucha, los lideres reconocen las inquietudes, Objetivos y factores motivadores de los miembros de su equipo.
A continuación, listaremos los principales beneficios que brinda la escucha activa:
- Se crea un clima positivo para la comunicación, logrando que ésta sea más efectiva.
- Se capta el sentido exacto del mensaje del emisor, reduciendo los malentendidos.
- Se obtiene información relevante sobre el interlocutor.
- Se aprende de las experiencias de los interlocutores.
- Se adquiere nuevos conocimientos enriquecedores.
- Se demuestra interés por quien nos está hablando.
En sintesis, la escucha sensible en la comunicación va mucho más allá de lo que dice la otra persona a través de sus palabras, tiene que ver con lo que expresa a través de todo su ser: desde su razón, sus emociones y su cuerpo.