El aprendizaje rizomático es una manera de pensar. Un rizoma, a veces es llamado tallo de raíz rastrero, es un tallo de una planta que echa raíces y brotes a medida que se propaga. Es una imagen utilizada por los autores Deleuze y Guattari (1987) para describir la forma en que las ideas son múltiples, interconectadas y autorreplicantes. Un rizoma no tiene principio ni fin, como el proceso de aprendizaje. Por lo tanto, la idea del aprendizaje rizomático es admitir que los estudiantes provienen de distintos contextos y que precisan de diferentes componentes para el aprendizaje. Es por ello, que al momento en que docente supone que conoce cuáles son esas cosas, se proyecta como la creación de múltiples caminos. Al organizar una conversación, curso, reunión o cualquier otra actividad para que sea rizomática implica crear un contexto, tal vez algunos límites, dentro de los cuales una conversación puede crecer.
En el ámbito educativo, el rizoma pertenece a un mapa que hay que producir, construir, “un mapa siempre separable, conectable, reversible, modificable, con múltiples entradas y salidas y sus propias líneas de fuga” (Deleuze & Guattari, 1987, p. 21). Es ese mapa que crea un aprendizaje exitoso, donde las ideas son recordadas y reproducidas para probarlas. La mayoría de las cosas que las personas valoran es el «saber». Conocer es un largo proceso de convertirse en el que realmente cambia la manera en que percibe el mundo en función de nuevos conocimientos. Por ello, las personas cambian y crecen a medida que el nuevo aprendizaje se convierte en parte de las cosas que sabes.
El aprendizaje rizomático reconoce que el aprendizaje es un proceso complejo de dar sentido al que cada estudiante aporta su propio contexto y tiene sus propias necesidades. Anula las nociones convencionales de pedagogía educativa al postular que la comunidad es el currículo; que el aprendizaje no está diseñado en torno al contenido, sino que es un proceso social en el que aprendemos con y unos de otros (Cormier, 2010). En el aprendizaje rizomático, hay poca estructura ya que los estudiantes negocian el plan de estudios, crean y comparten actividades, aprovechan las redes personales de aprendizaje, realizan conexiones creativas a través de las fronteras tradicionales o clasificado.
El rizoma es, por así decirlo, una especie de red. Es solo una red desordenada e impredecible que no está limitada, crece y se propaga de formas extraña. Como modelo para el conocimiento, nuestra idea informática de las redes, todos los puntos ordenados conectados a líneas ordenadas, nos da una falsa sensación de integridad. Un ejemplo sencillo de este tipo de aprendizaje son los nómadas, porque toman decisiones por sí mismos y reúne lo que necesitan para su propio camino. Por ello, los nómadas tienen la capacidad de aprender rizomáticamente, de autorreproducirse, crecer y cambiar ideas a medida que exploran nuevos contextos. No buscan la aceptación, ni tampoco recibir instrucciones, sino crear.
En síntesis, a medida que las personas se acercan a cualquier nuevo esfuerzo, debe entender cómo puede hablar de ello. Necesita aprender el idioma, horario o atajos que les permitan ser parte de una conversación. Esto es lo que entra en la memoria y ayuda a ver el contexto local que es un componente fundamental del aprendizaje. En un mundo globalizado y avanzado como el de hoy, los docentes no pueden tomar el conocimiento propio e insertarlo en la cabeza de otra persona. Eso haría un mundo bastante limitado. Lo que demanda la sociedad actual es que los estudiantes conozcan más que aquello que el docente pudo enseñar en un aula de clases. Se requiere que los estudiantes hagan conexiones, que estén preparados para cambiar y por consiguiente que crean contextos en el que puedan aprender.