Actualmente, toda ciencia pura es compasiva ya que se ocupa de mejorar los modelos del mundo y conocimientos intrínsecos. En cambio, la tecnología se ocupa de la acción humana sobre cosas y personas. Tanto las Tecnologías de la Información y el Comunicación (TIC) como la biotecnología y nanotecnología contribuyen con los grandes desafíos éticos del momento actual.
El autor Bunge (1977) preciso que la tecnoética convendría ser desarrollada por los tecnólogos como una ética de la responsabilidad, dado que las disposiciones tecnocientíficas se consideran muchas veces por ensayo y error, quedando determinadas en una certeza empírica limitada. Por lo tanto, podemos señalar que la tecnoética (TE) es un área de investigación interdisciplinaria que se ocupa de todos los aspectos morales y éticos de la tecnología en la sociedad. Asimismo, de acuerdo con Luppicini (2010) se basa en teorías y métodos de múltiples dominios del conocimiento para proporcionar conocimientos sobre las dimensiones éticas de los sistemas, asimismo, de las prácticas tecnológicas para el avance de una sociedad tecnológica.
La tecnoética percibe la tecnología y la ética, como proveedores socialmente integrados y se orienta en revelar el uso ético de la tecnología, resguardar contra el uso indebido de esta y diseñar compendios comunes para guiar los nuevos avances en el desarrollo tecnológico y su aplicación en beneficio de la sociedad. Freedman (2006) comentó que determinar qué es ético es difícil de hacer bajo cualquier circunstancia; Swierstra (1997) sustenta que ya no se trata de supervivencia sino de calidad de vida y de tener una buena vida. Galván (2001) imprimió que la tecnología no es un agregado para el hombre, sino que es una de las formas en que la humanidad se distingue de los animales y le ha brindado un valor agregado.
La tecnoética en el ámbito educativo se ocupa del uso ético de la tecnología para promover los objetivos de la educación, mientras que la tecnoéticas profesional es un área especializada de la tecnoética educativa que se centra en el desarrollo, evaluación de códigos y estándares éticos para orientar la toma de decisiones sobre tecnología en la educación y la vida profesional. Dentro de la tecnoética educativa, esto a menudo implica el uso estratégico de modelos de evaluación de tecnologías para evaluar las tecnologías, como, sus posibles consecuencias, junto con la asignación de responsabilidad social y ética. Las consideraciones éticas dentro de la tecnoeducación reorientan la atención de la tecnología y educación a la ética. Tal como lo señala Muffoletto (2003) “el concepto de ética dentro del campo de la tecnología educativa es un constructo conceptual que legitima ciertos comportamientos e interpretaciones, al tiempo que reedifica estructuras sociales particulares y formas de conocimiento” (p. 62).
A medida que los estudiantes ingresan a los sistemas educativos se vinculan con la tecnología y enseñanza, con posibles malas prácticas en el uso e integración tecnológica en el campo del conocimiento. Hoy en día, se necesita integrar las prácticas éticas, legales y morales del uso de la tecnología a todos los involucrados del proceso de enseñanza-aprendizaje. Al crecer con la tecnología, las personas aprenden todos los aspectos del uso de la tecnología. Como ocurre con muchas normas sociales, no se puede esperar que esos valores se aprenden en el hogar.
En síntesis, la tecnoética en el ámbito educativo se dedica a los aspectos sociales y éticos de la tecnología en contextos educativos formales e informales. Por lo tanto, se divide en dos áreas principales que se ocupan de los entornos educativos tradicionales, así como los contextos educativos profesionales.