Algunas personas dicen que trabajan o aprenden es mejor bajo presión, pero ¿Cuáles son los efectos reales del estrés a corto plazo o crónico en el cerebro, la memoria y la capacidad de aprender? Los estudios sobre el cerebro muestran que un entorno educativo estructurado en torno al refuerzo positivo es el más propicio para el aprendizaje, mientras que el estrés continuo impide la capacidad del cerebro para retener información. Con la cantidad de rigurosos exámenes estandarizados, hablar en público y otros desafíos académicos que enfrentan los estudiantes de hoy, junto con los desafíos sociales y culturales como el acoso escolar y el miedo a la violencia armada en las instituciones educativas.
Los estudios muestran que el mejor aprendizaje tiene lugar cuando el tema es relevante para la vida de los estudiantes. Esto ayuda a los educandos a conectarse y relacionarse con el tema y sentirse motivados para aprender sobre él, en lugar de sentirse estresados por una idea completamente extraña que aparentemente no tiene ningún valor para ellos. Esto sugiere que los docentes siempre deben esforzarse por poner un giro emocional o “gancho” en sus lecciones para que resuenen con los estudiantes. Además, los estudios sobre el cerebro muestran que el estrés puede inhibir la capacidad del cerebro para retener nueva información. En pocas palabras, un ambiente de aprendizaje alegre y seguro con estrés reducido es esencial y necesario para aprender.
El estrés tiene principalmente impactos negativos en el aprendizaje y la memoria, con algunas excepciones. Por ejemplo, una pequeña cantidad de estrés, particularmente estrés emocional, durante la fase de codificación de la memoria puede ayudar a una persona a retener nueva información. La conocida respuesta de “lucha o huida” se activa dentro del cerebro y el cuerpo del testigo mientras se codifica el recuerdo del evento, y el testigo puede retener el evento con mayor detalle que sin esta respuesta de estrés. Esto también puede explicar por qué los estudiantes retienen mejor una lección cuando han establecido una conexión emocional con la información. Por lo tanto, el estrés crónico que conduce a la codificación de un recuerdo puede inhibir la codificación de la memoria, y el estrés posterior a un recuerdo puede bloquear la recuperación. Si el mismo testigo en este ejemplo fue llevado ante un jurado para testificar, el testigo podría tener dificultades para recuperar la memoria. En una situación estresante o incluso en una situación estresante percibida que no es peligrosa, nuestros cerebros y cuerpos reaccionan para protegernos. La amígdala envía un mensaje de advertencia a través del hipocampo al resto del cuerpo.
Las hormonas epinefrina y norepinefrina (también conocidas como adrenalina y noradrenalina) reaccionan primero y tienen respuestas de corta duración. El cortisol es otra hormona que reacciona, pero sus efectos pueden durar horas. Si bien la reacción de estrés emocional ocasional a un evento puede ayudar a agudizar nuestros recuerdos del evento, en general, el estrés inhibe nuestra capacidad para almacenar y recuperar recuerdos. El estrés crónico, en particular, donde un estudiante experimenta esta respuesta de lucha o huida en el cerebro y el cuerpo una y otra vez durante el día escolar, reduce drásticamente la capacidad de aprender y retener información.
En síntesis, los padres y educadores deben comprender cómo el estrés afecta el aprendizaje y la memoria para poder trabajar en la creación de entornos de aprendizaje seguros y cómodos. También pueden usar esta información para agregar un “gancho” emocional a las lecciones para aumentar la retención y hacer que las lecciones sean aplicables en el mundo real. Se ha demostrado científicamente que un ambiente alegre y libre de estrés es fundamental para el éxito de los estudiantes.
